El Gobierno
español ya ha dicho que tiene que comunicar mejor, los hechos
comunican, de hecho gobernar es comunicar, pero lo que parece es que no tienen en consideración que
la comunicación tiene que estar también en la propia raíz de la
toma de decisiones, en el corazón de la acción de gobierno.
Esta semana,
el Ministerio del Interior de España anunciaba a los medios de
comunicación mediante nota de prensa una operación contra el
entramado de control de los presos de ETA, antes de que esta hubiera
sido culminada dicha operación por la Guardia Civil.
Sin embargo,
apenas media hora más tarde, el Ministerio del Interior español,
enviaba la misma nota con un sorprendente encabezamiento en rojo: "La
información enviada sobre esta operación antiterrorista queda
anulada a todos los efectos". Fuentes del ministerio informaron
que la nota de prensa emitida había sido remitida por error, ya que los
agentes del Servicio de Información del instituto armado aún no
habían terminado la operación, y temían que la precipitación llevara a alguno de los buscados a escapar a la acción de la justicia.
¿Anécdota?
Crisis comunicativa en mayúsculas! Pero ¿por qué? ¿No hay una
unidad en el mensaje?. ¿No hay tampoco firmeza en la manera y forma
de transmitirlo?. ¿No hay comunicación entre ministerios y
Gobierno? ¿Y dentro de los ministerios? Sea como sea, y escuchando y
observando las reacciones posteriores, se percibe una tendencia al
nerviosismo y si algo tenemos que tener claro es que en situaciones
de crisis se transmite información por cada uno de los poros, en
ciclos de 40 segundos, y en esos momentos el sudor puede llegar a ser
muy evidente!
Un ejemplo más en comunicación política de cómo no se debe gestionar la
notoriedad en esto de lo público porque comunicar es informar, sí,
pero con intencionalidad. Si no hay estrategia, no hay comunicación;
si no hay comunicación no hay persuasión, y sin persuasión, es
imposible hacer nada.
Hoy he releído:
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