martes, 17 de septiembre de 2013

Antes de plantearte que los ciudadanos te entiendan, preocúpate de que te atiendan


Es lo que te digo si quieres que te escriba "el mejor discurso del mundo". Cuando escucho, noto y percibo demasiado "mimo" en los mensajes y discursos institucionales de muchos políticos, lo sé: no han trabajado las dos partes. Creen que los ciudadanos quizás no le ENTIENDEN, pero el verdadero problema está en que no le ATIENDEN. Por lo que no hay posibilidad, no hay opción a llegar al siguiente paso, entenderles. 

EFE


Por lo que sí, puedes leer el mejor discurso del mundo, en serio el mejor, pero si no consigues enganchar, eso que llaman ahora engagement, pero que es pura conexión, puro don de gente, pura empatía; mejor que no pierdas el tiempo. No conseguirás pasar de un titular digital, de una cuña de radio, de un destacado en prensa o de una pieza de televisión.

El primer paso es ser consciente que yo político, yo portavoz, yo que hablo, soy un ciudadano, nunca hay que olvidar esta condición. Nunca hay que olvidar la condición de ciudadano. Algo que parece que es lo primero que se deja de recordar, y ejercer un profundo respeto hacia las ideas y los modelos distintos a los propios, porque hay que ser capaz de defender tu propuesta, sin necesidad de demonizar al adversario. El "y tú más" ya no está de rebajas, ahora comprarlo sale caro.

Los consultores, aquellos profesionales que estamos situados entre los ciudadanos y los políticos y trabajamos para mejorar esta relación a través de la confianza, credibilidad y liderazgo, asistimos cada día a una situación así como Políticos versus Ciudadanos, donde los primeros, que obviamente tienen mucho más poder, por lo menos los poderes del Estado, hacen y deshacen a su antojo, muchas veces con el único fin de perpetuarse, con lo que la reacción del “otro lado”, la de la ciudadanía, o de alguna parte de los ciudadanos, se convierte también, en ocasiones, en actuaciones desmedidas, donde “escrachar”, “robar” o “avasallar” son mecanismo habituales, y que desde luego, también perjudican gravemente al sistema democrático. 

Los ciudadanos somos conscientes de que no basta con ser dirigidos u orientados por otros, que participan mucho, e incluso que se comprometen, que entienden que el dialogo es mucho mejor que el enfrentamiento, pero en el otro lado esa regeneración no se ha producido, en el lado de los políticos siguen sin cambiar mucho las cosas a cómo eran hace un siglo, con lo que estamos a punto de perder esa evolución de los modos de la ciudadanía. Es desastroso, y desde luego contraproducente para todos. Al final todo se basa en comunicación, en una comunicación real.


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