domingo, 12 de diciembre de 2010

En el fondo, no le separan tantas cosas

La trayectoria electoral del PP en Andalucía es la historia de una derrota reiterada. La crónica de un fracaso persistente. Tras casi treinta años de democracia, en sus anales apenas figura la ruptura de la mayoría absoluta del PSOE durante legislatura y media como hito más renombrado. Las decenas de encuestas publicadas en estas tres décadas sólo recogen un escenario demoscópico puntual, a comienzos de 1994, en el que los populares aparecían con posibilidades de ganar las elecciones. Fue luz de gas, porque tras colocarse a sólo cuatro escaños del PSOE, los socialistas volvieron a vencer con nitidez en las elecciones adelantadas de 1996. Desde entonces, el paso del PSOE por los sondeos ha sido un camino de rosas... hasta hoy.

El barómetro andaluz del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), una organización poco sospechosa de favorecer a la oposición, recogía en su encuesta de 2009, presentada en enero de 2010, que el PP estaba un punto y medio por encima del PSOE. «No han sabido interpretar bien los datos», reprocharía Griñán a los medios, «el PP está delante del PSOE en estimación de voto, pero no en voto declarado». Sin embargo, el nuevo escenario parece haberse consolidado en 2010, ya que la mayor parte de los estudios publicados indican una tendencia todavía al alza del PP.

¿Puede realmente el PP ganar las elecciones? A día de hoy, las encuestas le ubican como favorito en unos comicios autonómicos. La pregunta, en cualquier caso, es si realmente puede gobernar. El hundimiento del Partido Andalucista elimina cualquier posibilidad de apoyo parlamentario a Javier Arenas, por lo que los populares estarían obligados a lograr mayoría absoluta. Es decir, palabras mayores.

La clave está en el elevado número de indecisos que están apareciendo en las encuestas, y que en su gran mayoría son encuadrables como votantes socialistas. En el escenario demoscópico actual, bastaría que el PSOE amarrase parte de esta bolsa electoral para que la mayoría absoluta resultase quimérica para el PP. No obstante, si la tendencia de los dos últimos años se mantiene en el año y medio que resta para la cita con las urnas, el escenario puede variar de forma notable.
En los partidos, mientras tanto, precaución. «Vamos bien, pero queda mucho», apuntan en el PP: «Vamos mal, pero queda mucho», argumentan en el PSOE: en el fondo, no les separan tantas cosas.

(Publicado el 13 de diciembre)

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